Cómo elegir el largo de grapas y clavos

Decidir qué grapas comprar no es fácil. A la multitud de medidas y tipos de grapas existente, se le suma la longitud variable de las patas. Es decir, el largo de la grapa. En otras palabras, una vez que sabemos qué grapa necesitamos, aún nos hace falta elegir su largo. Eso es precisamente lo que trataremos en este breve artículo.

Elegir el largo de grapa correcto

¿Sobre qué superficie vamos a grapar? Si se trata de madera, ¿es dura o blanda? El pino, por ejemplo, es una madera mucho más blanda que el roble. Por otro lado, ¿qué espesor tiene el material base? ¿Y la pieza que vamos a fijar? Finalmente, ¿clavaremos o graparemos?, esto es, ¿vamos a usar grapas o clavos?

El tipo de material y su espesor determinan la longitud de las grapas. Estos son los dos aspectos que debemos considerar para elegir el largo de grapa (o clavo).

La norma habitual

La norma habitual nos dice que debemos escoger una grapa el triple de larga que el material por fijar. Verbigracia: escójase una grapa de 30 mm para instalar un friso de abeto de 10 mm de espesor sobre listones (ver figura 1).

Norma habitual para escoger el largo de grapa Fig. 1. Como norma general se multiplica por tres el espesor de la pieza para averiguar el largo de grapa.

La regla estándar asume que graparemos sobre madera blanda (u otra superficie de dureza equivalente), pero ¿qué pasa si el material base es de madera dura? En ese caso basta con que la grapa mida dos veces el grosor de la pieza que vamos a fijar.

Por ejemplo, según se muestra en la figura 2, elegiremos una grapa de 20 mm para fijar la madera del ejemplo anterior sobre roble, olivo o nogal (o cualquier otra especie de madera dura).

Largo de grapa sobre madera dura Fig. 2. Sobre madera dura se eligen grapas dos veces más largas que la pieza grapada.

¿Y qué ocurre si en vez de grapas usamos clavos? Aquí el asunto difiere un poco de la norma habitual, ¡veamos cómo afecta a nuestra decisión!

Para clavar en superficies blandas, se escoge un clavo tres veces más largo que la pieza ─como hacíamos con la grapa─, pero le sumamos 5 mm. Por ejemplo, unos brads de calibre 18 de 35 mm de largo serían aptos para clavar una moldura de 10 mm:

En efecto, según la fórmula E × 3 + 5 mm:

10 mm × 30 = 30 mm
30 mm + 5 mm = 35 mm

Y si la madera base es dura, es aún más fácil: ¡simplemente ignoramos esos 5 mm extra!

Resumen y excepción a la regla

Para recapitular, y dicho con otras palabras, la norma general es que 2/3 de la grapa queden enterrados en el material base. Esta medida se reduce a la mitad si la superficie sobre la que grapamos es dura. Para elegir la longitud del clavo, multiplicamos por 3 el espesor de la pieza y, solo en el caso de que la madera sea blanda, le añadimos 5 mm adicionales.

Por cierto, todo lo visto no sirve para calcular la grapa si lo que vamos a clavar son telas, láminas finas, membranas, mallas de ocultación, etcétera. En tales casos volvemos a usar el truco de sumar 5 mm, pero en este caso lo hacemos directamente, es decir, sin duplicar ni triplicar el grosor de la tela.

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